EL SECRETO DEL PRINCIPIO

Echó a nadar más allá del mar y de los océanos que encontró a su paso. Buscaba el secreto del Principio, decía, el primer instante en que todo tomó forma. Y estaba dispuesta a encontrarlo. Después de recorrer todas las cuevas marinas y tener en sus manos piedras remotas, aires sin suspiros como si estuvieran en estado puro... Después de observar todos los azules del cielo, llevada por su instinto, acurrucó su cuerpo y acercó su oreja a la tierra. La nada estaba allí, sin duda. Y detrás de ese vacío mudo, de repente un imperceptible abrupto dejó una pequeña vibración en las hojas que había en la superficie... un latido lejano ajeno a toda la inmensidad exterior iba saliendo a esa superficie ignorada. Un latido que quién sabe si provenía de un interior en llamas o sereno, de los despojos de los astros caídos o de estrellas de universos iniciáticos, de relojes que paralizan los tiempos o de campanarios que traen nuevas esperanzas... Quién sabe, se dijo, pero supo que ese era el lugar desde donde sembrar el sentido y enraizar su trazo.